Rosemary aboga por un régimen de riego específico para un crecimiento y una salud óptimos, enfatizando la importancia de la moderación. A pesar de su resistencia, un riego excesivo puede resultar perjudicial para el bienestar de la planta. Aquí hay pautas clave a seguir:

En primer lugar, al plantar romero inicialmente, ya sea a partir de semillas o esquejes, se necesita mucha agua para fomentar un sistema de raíces robusto. Sin embargo, una vez madura, la planta puede depender en gran medida de las precipitaciones naturales, siempre que supere los 450 mm anuales. Sin embargo, se deben tener en cuenta factores ambientales como la estructura del suelo y los niveles de humedad.

En segundo lugar, se debe tener precaución para prevenir la pudrición de las raíces y las enfermedades fúngicas causadas por el exceso de riego. Por ello, es fundamental evitar riegos excesivos para salvaguardar la salud de la planta.

Se emplean varios métodos de riego, que van desde riego frecuente en regiones cálidas y privadas de lluvia hasta sesiones periódicas de riego por goteo, especialmente durante el verano. La clave está en controlar la humedad del suelo y asegurar un drenaje adecuado para evitar el encharcamiento.

La determinación de cuándo regar se guía por las señales de la planta. Verificar el nivel de humedad del suelo insertando un dedo es un método confiable. Además, garantizar un drenaje adecuado es fundamental, lo que requiere macetas y sustratos con buen drenaje.

En resumen, mantener un equilibrio en las prácticas de riego es vital para cultivar plantas de romero vibrantes y resistentes. Si se siguen estos principios, se puede garantizar que la planta prospere y florezca.