La cocina es la parte de la cocina que se ensucia más. Un truco es echar sal en la estufa, muchos la usan y da resultados rápidos y sin esfuerzo.
Grasa, salpicaduras de salsa, leche derramada… el fogón es el campo de batalla de nuestras creaciones culinarias en la cocina. Pero no debemos desesperarnos, la solución no está en los químicos tóxicos, para nosotros y para el medio ambiente.
Higiene del hogar limpieza de cocina
La limpieza de la cocina es importante para garantizar la higiene de la casa . Hay algunos pasos básicos para tener una limpieza efectiva.
Uno de los pasos a seguir con esmerada continuidad es retirar todos los días todos los residuos y tirarlos a la basura. No hay nada peor que levantarse por la mañana y encontrarse con una sola fila de hormigas que han atacado los restos de comida de la noche anterior.

Por no hablar de que tanto a las cucarachas como a los ratones les encanta circular en los residuos, especialmente los nuestros, ricos como son en cosas buenas para transportar. Así que nunca dejes platos sucios tirados por ahí.
Son de gran importancia las superficies de trabajo, sobre las que colocamos los alimentos antes y durante su elaboración, por lo que deben limpiarse con un detergente y un paño húmedo, preferiblemente natural y no químico.
El interior y el exterior del refrigerador también deben limpiarse periódicamente y no olvides limpiar también el congelador.

Más allá del horno, la campana extractora y periódicamente y las manijas de las puertas del gabinete.
Los fogones tienen un uso repetido, esto los somete a un estrés térmico, que asociado a los alimentos que van a parar a cada plato del fuego acaba estropeándolos, haciéndolos opacos y nada atractivos a la vista. Pero, ¿cómo podemos hacer?
Tira la sal en la estufa
Esta es una práctica utilizada por quienes, como los chefs, suelen estar en la cocina. La sal puede presumir de propiedades desinfectantes, además de funcionar como desengrasante.
Para esta solución casera y no contaminante tendrás que poner tres cucharadas de sal en un cazo en el que hemos echado 500 ml de agua. Llevar a ebullición y dejar que la sal se disuelva. En un recipiente pequeño o recipiente hondo, vierta bicarbonato de sodio, 30-40 gramos serán suficientes, y también agregue tres cucharadas de vinagre blanco.
Por último vertemos tres cucharadas de jabón líquido, de cualquier tipo. El que se usa para lavar los platos también está perfectamente bien.
De esta forma habremos amplificado el poder desengrasante y abrillantador de estos tres ingredientes a los que añadiremos también el poder de la sal.

Ya podemos poner en remojo nuestras placas calefactoras, y mientras la reacción química va mostrando sus efectos , dejar en remojo unos 40 minutos.
Con una esponja comenzamos a frotar los quemadores de gas incrustados, que al final volverán a brillar como nuevos.